Cuando tomar de una decisión se convierte en un tormento.

Superando las barreras de la indecisión.

Sinopsis. Tu futuro, tu destino, en pocas palabras: la calidad de tu vida, tu felicidad dependen de la calidad de tus decisiones. Es más depende de la capacidad de tomar decisiones superando el miedo al error y al fracaso.

Estás en un mundo en continuo cambio, y además estás viviendo en este momento un cambio de paradigma socio-económico. ¿Te resistes? Por mucho que aguantes, modos de vida anteriores no volverán, acepta las nuevas reglas, acepta que…

‘Detrás de cada problema siempre se oculta una oportunidad’

… y acepta que en tiempos de incertidumbre, de perdida de referencias, solo queda armarse de valor, identificarse firmemente con unos valores, marcarse unas metas, y a por ellas ¿Cómo? Que te parece esto:

  • Decídete a enfrentarte a tus propios miedos.
  • Decídete a revisar tus criterios, tus prejuicios. Es decir, decídete a desprenderte de casi todo lo aprendido hasta ahora.
  • Decídete a mejorar tu actitud. ¿Cómo? Me preguntarás, y yo te respondo ‘Mejora tu aptitud.’
  • Decídete a aprender algo que te haga mejorar, ya sea en el plano personal o en el profesional, pero mejora, sí, mejora como persona, sí, mejora por ti mismo, aunque solo sea por el egoísmo de ser feliz.
  • Decídete a desarrollar aquella profesión que considerabas tu vocación y la dejaste de lado por un buen sueldo. ¿Qué ha desaparecido el sueldo? Pues ahora es el momento, fórmate, especialízate, crea un modelo de negocio y a por ello.

 

Bien, tú me dirás: ‘Decídete, decídete, decídete,… como si fuese tan fácil tomar una decisión.’ Pues ahí van unas directrices que te pueden ayudar a decidir.

  1. Diseña una estrategia de búsqueda de opciones. En estos momentos la búsqueda de alternativas puede convertirse en una tarea sin fin, y en una acumulación de información y opciones demasiado extensa. Establece límites en cuanto al tiempo y en cuanto a la información.
  2. Haz una selección. Entre toda la información, opciones encontradas y consideradas haz un primer descarte. Ya que una selección demasiado amplia de opciones te va a impedir contrastarlas todas en profundidad y te va a requerir de más tiempo. Te creara más confusión, más esperarás del resultado, y al final puede que no tomes ninguna.
  3. Revisa tu nivel de aceptación. Ya sabes, la perfección no existe y perseguirla suele salir caro. Elige aquello que dé respuesta a la necesidad básica, quédate con lo bueno y deje de parte lo mejor. Sé práctico.
  4. Acepta las consecuencias. Conquista tu responsabilidad personal, enfréntate a tus miedos, y ten en cuenta que el error es consustancial al proceso de aprendizaje y de vida. Y casi siempre las consecuencias negativas de tus decisiones son menos malas y duraderas de lo que habías pensado.
  5. Confía en tu intuición. Al fin y al cabo tu intuición se basa en tus talentos naturales, y en años de adquisición de conocimientos y experiencias, es un bagaje valido para tomar tus decisiones. Y si te equivocas aceptas más rápidamente este error si ha estado basado en la intuición que si hubiese sido razonado profundamente.
  6. Que otro decida por ti. Si la confusión te embarga, no tomar una decisión ya es una decisión. Ahora bien los resultados no dependerán de ti, tampoco los remordimientos de culpa te van a corroer. Puede que sea una manera de decidir cobarde, pero al fin y al cabo es una decisión el dejar tu futuro en otras manos.
  7. No le des más vueltas. Una vez tomada tu decisión deja de atormentarte si ha sido la acertada o no. Ya está tomada.

Te guste o no son tiempos de decisiones, cuando tanta confusión de angustie y estrese déjate acompañar por un profesional durante el camino de búsqueda de respuestas, y experimenta tu crecimiento personal.

¡Buena decisión!