Entrando en un terreno pantanoso, de contenido altamente sensible.

Cuando nadie se atreve a hablar de la relación con los padres.

Agradecido estás por todo lo que te han enseñado, ofrecido, apoyado.

Pero cuando con toda la buena intención del mundo te han dañado, de eso nadie se atreve a hablar, ni contar.

Cuando por un exceso de protección, de celo por tu integridad, te han convertido en un ser indefenso, tímido, inseguro…

Cuando por un exceso de que fueses el mejor, te han dejado tu autoestima por los suelos, porque nunca era suficiente, tú podías más, con lo cual solo señalaban tus defectos para que pudieses mejorar, pero a ti te hundían.

Y cuando te han dejado excesivamente libre, que no sabes lo que está bien, lo que está mal, y cuáles son los principios que guían tu vida.

Y cuando te las has tenido que apañar solo. 

Y cuando tenías que continuar los proyectos familiares, o ser la continuación de lo que ellos no pudieron ser o terminar, cuando te conviertes en una proyección, continuidad de sus vidas.

Y podría continuar, tú añades lo que creas que ha dañado tu vida actual la relación que tuviste o tienes aún con tus padres.

Cuando alguien fallece hay que realizar el trámite de ‘reconocimiento de herencia’. La puedes aceptar o no, ya que lo que heredes puede ser dinero, patrimonio, pero también deudas. Pues lo mismo ocurre con tu configuración como persona y ser único e irrepetible, tus padres te han ofrecido lo mejor o lo peor. Cada uno sabrá si la acepta o no.

Y como siempre me preguntarás y si no fue esa relación con los padres como me hubiese gustado o necesitaba,

¿Qué hacer?

Primero, reconocer la humanidad de tus padres, no son superhéroes, no son infalibles, no sabes como fueron educados y que bagaje como personas recibieron. También tienen limitaciones.

Segundo, agradece todo lo que te ofrecieron, y si es el caso perdona todo lo que pudieron dañarte.

No te quedes anclado en el pasado, renace, atrévete a cortar de nuevo el cordón umbilical, este el que te mantiene unido a la relación de dependencia con tus padres o con el pasado.

Decídete a ser libre, y tomar decisiones por tu cuenta, desde una nueva perspectiva, y libre de rencores, rabias, odios, y lo que sea que te esté dañando.

¡Atrévete! fácil no es, el acceder a ese terreno pantanoso de tu infancia y adolescencia.

Y siempre da gracias, deja las cuentas saldadas en la relación con los padres. Y crea o sigue con tu propio proyecto de vida.

Ellos también lo tenían difícil… muchas veces estaban confundidos no sabían cómo hacerlo.

 

¡No seas cruel!