No importa la edad que tengas, ¿tienes padres? ¿ has tenido padres? ¿ puede ser que no? Si has tenido, es buena, mala suerte, tú dirás.

Si no te has cuestionado nunca tu relación con ellos, como te educaron, que valores te transmitieron, ¡enhorabuena!  

¿Ahora bien estás segur@ que tu creencia e identidad sobre ti mism@ no fue moldeada por ellos?

Activa todos tus sensores y  abre la caja de tus recuerdos de infancia, y límpialos, dándoles el valor que se merecen.

 

Después de recuperar y visualizar tus recuerdos de infancia, empieza un proceso de cambio enriquecedor.

¿Tienes una creencia potente sobre ti? Si, pues continua así.

¿Tienes dudas sobre tus dones, talentos? Si, pues empieza a cambiar.

¿Te sientes frágil en algún momento? Si, pues fortalece tus creencias y carácter.

¿Cómo? Reconociéndote como ser humano, único e irrepetible, reconociendo tu cuerpo, tu mente, y como no tus emociones, no eres solo un ser racional, eres también un ser emocional, intuitivo, adaptativo. Y que tu vida depende de tí, no de lo que te dijeron que tenia que ser. Empieza a cambiar:

  1. Agradece a tus padres todo lo que te han ofrecido, empieza por el agradecimiento, por el ofrecimiento, da las gracias.
  2. Acepta que no son seres infalibles, que sus respuestas no  siempre son acertadas.
  3. Si te han hecho daño, perdona, mantener odio y rencor en tu corazón solo te perjudica a tí.
  4. Reconoce las creencias potenciadoras que te ofrecieron y ensálzalas. Cómo son valentía y determinación
  5. Reconoce las creencias limitantes que te implantaron y transfórmalas en creencias de crecimiento. Cómo son miedos y temores.
  6. Proyectos que se transmite generación tras generación ciérralos, no los conviertas en tareas de obligado cumplimiento. Te van a lastrar.
  7. Y da sentido, significado a tu vida por ti mism@. Identifica tu objetivo supremo y a correr.

Si, todo este proceso puede vaciar tu identidad, puede provocar un vacío en tu interior. Ese es la señal de que has empezado el proceso de liberación, una libertad desde la paz interior, ya que has agradecido y reconocido a tus padres.

A partir de ahí simplifica, limpia tu proyecto de vida, y empieza a construir uno nuevo, tu proyecto. Desde la emoción,  la misión y la visión de tu vida.

Y que no se te olvide, la felicidad no es un estado a alcanzar, es la emoción de seguir el camino que te lleva a disfrutar de todo lo que te ofrece la vida.

Y ¡dale tiempo al tiempo!