Y el otro día Teresa me interrumpió en medio de una sesión de coaching,  y de sopetón me pregunto:

‘¿Qué son las relaciones tóxicas?’

Y como a mí siempre me ha gustado lo simple, y más cuando se trata de dar una respuesta, sin más pensar le respondí:

‘Aquella relación que no te sienta bien como persona, y revuelve tu alma’.

Y Teresa continuó insistiendo, ‘Vale, pero porque no me pones algún que otro ejemplo’. Pues ahí van algunos:

El/la cotill@ de la oficina. La persona que habla mal de los compañeros de trabajo a sus espaldas, e impide que se multipliquen las sinergias entre colegas.

El/la ex que te llaman por sexo. Solo por desahogo, y a ti no te apetece ser el objeto del deseo de alguien que ya no está en tu vida.

El saco de la tristeza. Cuando los demás te utilizan como su basurero emocional, te transmiten todas sus emociones negativas, y te las acaban contagiando.

El/la que quieren decidir tu vida por ti. Aquella persona ‘metomentodo’, algunas veces pueden ser los padres, la pareja, los amigos, el jefe, los compañeros de trabajo. Sí, pueden ser las personas más cercanas.

Especialmente el/la  amig@/enemig@.  La amistad ambigua, donde no existe una relación cordial, solo es un paripé y no te decides a romper.

El/la amig@ poco brillante. Y ‘chupa’ de tu esfuerzo, dedicación y éxitos.

El/la intrigante. El que crea situaciones de enemistad entre otros con mentiras.

La mala influencia. El que corrompe tus principios, el que te empuja al abismo.

El/la folloner@. Cuando alguien se mete en líos y sin quererlo te afecta a ti.

El/la que se escaquea de pagar. Ya me entendéis.

El/la envidiosa. No tiene vida propia y quiere estropear, menguar la tuya.

El/la criticón/a. El que se mete a juez, de lo que está bien y lo que está mal.

El/la amargad@. Y te acaba dando la noche o el día con sus lloros y lamentaciones.

El/la de la puñalada por la espalda. Ya sabes, los rencorosos y cobardes.

El/la competidor/a. Siempre se está midiendo porque su autoestima depende de su éxito aparente.

Y otras  que pueden ser aún más  tóxicas y venenosas… ¡Reconócelas!

Y después de esta retahíla de ejemplos, continuamos con la sesión de coaching, y volvío a la carga con otra pregunta:

‘¿Y cómo no sucumbir a las relaciones tóxicas?

 Aprender a decir NO. Así de simple.
Teniendo una autoestima elevada. Tú no necesitas las opiniones de los demás, sabes lo que quieres.
Basando tu conducta y relaciones en principios, y no en oportunidades y circunstancias.
Sabiendo identificar la toxicidad de las relaciones ¿Cómo?

Aquella persona que no escucha, que su conversación se convierte en un monologo.
La que siempre se auto referencia ‘Los YO y YO’
Los que desgastan tu energía y te entristecen.
Los que te humillan, te infravaloran y mingonean.
Por su actitud intolerante y demagógica.
Los que están siempre conspirando para que las cosas salgan mal.
Aún más simple: Los que te tocan las narices, y no te permiten alcanzar tus sueños.

Y en próximo post

‘Viviendo sin relaciones tóxicas’

… una guía para recuperar el control sobre tu vida, no sucumbir a ‘otros’ y vivir tu propia felicidad.

¡Huye de las relaciones tóxicas!,

personas venenosas y ponzoñosas, ¡Haberlas haylas!