Cuando estás sumergid@ en el sofá.

Cuando por mucho que quieras entrar en movimiento y no puedes.

Cuando ves que quieres cambiar, cuando el cambio es necesario y se te resiste.

¿Qué hacer? ¿Cómo motivarse? ¿Cómo abandonar la desidia?

Lee estás palabras alentadoras de Paul Valery:

‘¡Vamos! ¡En pie! ¡Surge de ti mismo! ¡Escucha esta llamada! ¡Escucha! ¡Despierta! Rompe tus cadenas. Sé tú mismo, sal de las sombras. Emerge. Arráncate de tu propia noche. ¡En pie! ¡En pie! ¡Endurécete! Que aparezca toda tu fuerza y que tus ojos sean más claros. Siéntete todo el instrumento de este día que ahora empieza y del acto que te llama.’

Palabras muy expresivas, cargadas de fuerza, que te empujan. Pero cuando estás sumergid@ en la apatía, la desidia, la desilusión y la desmotivación te embargan. Cuando las fuerzas te empiezan a abandonar, cuando la impotencia te desgata; me volverás a preguntar ¿Qué hago? Y yo te propongo unas pequeñas píldoras de reflexión:

  • El poder. Reside en ti. No esperes a que te sea otorgado. Lo posees desde el día en que viste la luz por primera vez.
  • Potencia. En esencia eres desarrollo, evolución. En tu ser están todos tus dones, todas tus fuerzas, esperando que los liberes y crees tu mundo.
  • Inacabado. Comprendes tu esencia: ‘Yo Soy Mis Proyectos’. Tú puedes y debes trazar tu destino. Nada es permanente excepto el cambio.
  • Ingenuidad. Amas las palabras: Asombro, Belleza, Elegancia, Excelencia, Revolución… y todas aquellas que te ‘levantan’ de ese estado de tristeza y desánimo.
  • Disfrutar. Crees que hay que divertirse. La alegría y el humor desbordan cada una de las actividades, relaciones que emprendes, forman parte de tu esencia.
  • Despertarse por las mañanas. Deseas levantarte porque sabes que te vas a enfrentar a nuevos proyectos, nuevas propuestas. Las ideas estaban ahí, sólo el miedo las escondía, las ocultaba ¡Libéralas!
  • Color. Adoras los cambios de luz, adoras los cambios de tiempo. Descubres que en la fuerza reside parte del placer, una fuerza orientada hacia el movimiento.
  • Acción. Siempre desde principios éticos, principios universales y naturales prefieres más pedir perdón que permiso. Nada te detiene, prefieres acción a esperar las condiciones y circunstancias ideales.

Y recuerda ¡No te compadezcas! No dramatices tanto.

Las personas huyen, desertan de los quejicas, de los sombríos, de los mal agoreros.

A nadie le gusta que le enturbien su felicidad. Contágiate y contagia alegría.