¿Cuántas veces has dejado para mañana, para la próxima semana algo por hacer? Tú no sé, pero yo si que lo he hecho y lo hago, la postergación forma parte del ser humano. Al fin y al cabo es el miedo y/o el rechazo a enfrentarse a una persona, situación que nos bloquea o desagrada. Pero sin valentía y postergando las decisiones y acciones, lo único que conseguimos es retrasar en el tiempo una decisión y abortar nuestro crecimiento personal y nuestra felicidad.

Haz un pequeño ejercicio. Mira esta pequeña lista. Tómala a modo de ejemplo y después amplíala. ¿Te puedes reconocer?:

  • Seguir en un empleo en el que te sientes atrapad@ y sin posibilidad de desarrollarte y crecer.
  • No luchar contra las adicciones. ‘Lo dejaré cuando esté list@ para ello’.
  • Evitar una confrontación con una persona por miedo a perder la relación.
  • No reconocer tu opción de sexualidad por temor a lo que dirán los que te rodean, familia, amigos, compañeros de trabajo.
  • Usar la estratagema ‘Ahora no tengo tiempo’.
  •   …Continúa con la lista.

¿Por qué postergamos nuestras decisiones?

  • Te permite evadirte de actividades desagradables, huir de algo que te atemoriza.
  • Puedes sentirte cómod@ con tu sistema de autoengaño. Te convences de que eres distint@ de lo que eres en realidad.
  • Eliminas la posibilidad de cambios y todos los riesgos que los acompañan. Evitas el fracaso.
  • Reduces tu nivel de responsabilidad. Son los otros y las circunstancias los culpables de tu situación.
  • Puedes atraer la simpatía y la compasión de los demás y sentir compasión de ti mism@.
  •   … y un montón de justificaciones más.

Rompe con las cadenas del miedo y de la mediocridad, acepta vivir, acepta el crecimiento personal, despierta todos tus dones y talentos naturales… Si te cuesta empezar, déjate acompañar en un proceso de coaching, y aquellos sueños que hace tanto tiempo deseas cumplir conviértelos en realidad.