En el anterior post aposte por el amor, un amor hacia ti mismo, por tus proyectos, por reconocerte en tu unicidad y activar tu talento. Pero también un amor hacia los otros. Al fin y al cabo aquello que todos sabemos 2+2=5.
‘Activa las sinergias, y los resultados del todo superarán a la suma de los resultados individuales.’
Y ¡bla, bla, bla! Sí, la teoría todos la conocemos, pero después si no hay un buen líder tirando de todos, se produce la desbandada y ¡sálvese quien pueda!
Tú decides, emprendes la travesía del desierto en solitario, te va a curtir pero deberás tener una fortaleza de carácter extraordinaria. O te dejas acompañar, y aúnas fuerzas. Pero para ello aún deberás contar con una mayor fortaleza de carácter:
- Generosidad. Te moverás por escenarios de ganancias compartidas. Recuerda tu niñez, podías reñir con tu amig@ y al cabo de un rato volver a estar jugando. No eras cautivo de un falso orgullo.
- Cortesía. Cuidarás a los que realizan la travesía contigo. Tendrás en cuenta sus expectativas y cuidarás de los pequeños detalles.
- Imaginación creativa. Compartirás los sueños, ya que sabes que no hay un límite definido entre sueños y realidad. Los anhelos son la fuerza motriz.
- Confianza. En los momentos de dificultad no te dejes invadir por la desesperanza. Las dudas en tus compañeros de travesía en momentos difíciles son el primer paso para el fracaso.
- Ensoñación. Y cuando vayan más allá de la realidad: ¡Dadles alas! Y te mostrarán el camino desde las alturas. Un nuevo camino desde las alturas, ya que cuando te arrastras solo vas dejando babas.
- Admiración. Muestra tu sorpresa y reconocimiento por sus dones, creerán que es una burla, no están acostumbrad@s a que les admiren, siempre les han estado cortando sus alas. Despierta sus dones y talentos.
Y disfruta del trayecto, del camino. Despierta el humor, sonríe, ríe a carcajadas y vive la felicidad de compartir proyectos, retos y éxito.
¡Todos para uno, y uno para todos!
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