Ésta es la entrada de la palabra humildad en el diccionario de la RAE:

(Del lat. humilĭtas, -ātis).

1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

2. f. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie.

3. f. Sumisión, rendimiento.

~ de garabato.

1. f. coloq. humildad falsa y afectada.

Yo me quedaría con la expresión ‘humildad de garabato’. La verdadera humildad no es sólo aquella en la que reconoces tus limitaciones y debilidades.  La humildad que te permitirá asumir los retos del cambio es aquella que reconoce también tus fortalezas, tus talentos, dones, habilidades, ya que si no es ‘humildad de garabato’, es falsa modestia, aquella que necesitas para ser adulado por los otros.  Y esta necesidad de adulación, de reconocimiento es la más clara advertencia de que eres una persona frágil, débil y que no confías en ti mism@, y necesitas la aprobación de los que te rodean.

Si realmente aceptas la humildad conocerás quién eres y ello te permitirá afrontar con valentía y determinación los retos del cambio.

Cuando Heráclito proclamo que nada es permanente excepto el cambio se equivoco, ya que confundió cambio con flujo. Lo que fluye como las aguas de un río no representa ningún esfuerzo, ninguna determinación. El cambio es una transformación de un estado a otro, existe movimiento pero abrupto, y esto resulta doloroso porque hay fricción, rupturas. El fin es conseguir un flujo continuo.

Cambia tu actitud, sé humilde y lucha para no acabar así:

Ya lo sabes reconoce en ti la verdadera humildad y rodéate de otras personas para ganar sinergias y no ecos de falsas modestias.

Debes conocer muy bien cuáles son tus fuerzas, ya que necesitarás activarlas todas para alcanzar tus sueños. Los sueños son volátiles, y vuelan alto, por lo tanto deberás saltar, saltar y saltar hasta conseguir atraparlos. Créeme no va a salir fácil, te va doler, pero inténtalo, inténtalo, vale la pena. Sin dolor no hay placer, sin sacrificio no hay superación, no hay felicidad. Pues activa tu humildad y ¡a por ello!