Crees que tu valor como persona está estrechamente relacionado con tus éxitos profesionales.

Aquellos que te dan un status reconocido por los demás.

Te ves atrapado, en tu pensamiento, en la necesidad intensa de impresionar a los otros, te dices:

‘Debo tener éxito y que lo parezca’

Para obtener el éxito profesional  crees que debes trabajar duro y rápido, te centras en tareas y objetivos de un modo automático, convirtiéndote en un adicto al trabajo, no siendo capaz de reducir el ritmo,  y descuidando todas tus otras áreas de vida: la familiar y a ti mismo.

Ahora bien, no es suficiente con obtener el éxito, debes reflejarlo, exponerlo a la vista de todos. Te centras en tu imagen, necesitando que los otros aprueben, acepten, aprecien y reconozcan tu éxito profesional a través del status social que transmites.

Eres el triunfador

  • Intentas transmitir una imagen de triunfo, aunque te acompañe la derrota. Adoptas la imagen que más te conviene en cada momento, mudas como un camaleón.
  • Dejas a parte tus emociones, lo importante son los resultados de éxito profesional.
  • Vives con los demás superficialmente, no quieres desvelar tu verdadera realidad.
  • Prestas mucha atención a tu apariencia personal y a las formas sociales.
  • Eres muy competitivo, y te molesta que las cosas no se hagan eficientemente.
  • Te rodeas, envuelves de bienes materiales que realcen tu triunfo.
  • Trabajo, y trabajo, el ocio es para vagos.
  • Cautivador, despliegas tu encanto para impresionar a los demás. Debes brillar.

 

 

 Cuando tu miedo más arraigado es no tener ningún valor a parte de tus logros profesionales, y ser considerado un inútil. Esa vanidad que envuelve y ahoga tu verdadera esencia con una falsa brillantez que engaña a los otros, pero principalmente a ti.

¿Y que hacer para romper con esa existencia tan dependiente del éxito mostrado a los demás?

  • Empieza por conocerte a ti mismo. El mayor éxito no está en el exterior, está en reconocer quien eres y que quieres, ten la valentía de reconocer tu vacío interior.
  • Recuerda, las apariencias son difíciles de sostener en el tiempo. No te creas lo que te vende el sistema.
  • Recupera tu tiempo de ocio, no es fácil de llenar cuando no estás acostumbrado. Haz deporte, lee, pasea, pinta, escucha música, charla con los otros de modo desenfadado ¡Diviértete!
  • Reconoce tus emociones, dejan que fluyan, que emerjan, acepta tu humanidad.
  • Acepta el trabajo en equipo, apóyate en los demás, suelta un poco de responsabilidad, el peso del mundo en tus hombros puede hundirte y agotarte.

 

Empezarás a sustituir la vanidad por la autenticidad, sacando lo mejor de ti mismo,

no para impresionar sino, simplemente, para sentirte bien contigo mismo.