Estoy en una terraza al fondo de una calle en Roma, te escribo mientras me tomo, a sorbitos, un café exprés, fuerte como el sudor del diablo, pero ¿cómo te lo diría…? Estoy experimentando una sensación algo extraña, la de no ser yo misma. No puedo explicártelo bien… No sé, es como si alguien viniera mientras estás profundamente dormida, te desmontara y, luego, en un santiamén, volviera a ensamblar las piezas. ¿Entiendes lo que quiero decir? ‘Sputnik, mi amor’ Haruki Murakami.

¿Crees que todo va durar para siempre?

Pues puede que sí, y puede que no.

Seguro, como a la mayoría de las personas, te guste o no vas repitiendo todos los días lo mismo, pero no te dejes engañar por esa sensación de seguridad, de continuidad, de que todo va a seguir igual. El cambio se produce continuamente, algunas veces de modo imperceptible, y otras de forma repentina y abrupta. Y ese cambio también ocurre en tu relación de pareja. Y sin esperarlo, o sí, se produce la ruptura de pareja… y el mal de amores te invade, te desparrama… y te quedas ¡chop!

¿Y si con la ruptura se presenta el mal de amores? ¿Qué hago?

  1. Reconocer y aceptar tus emociones, tales como:
    • Cavilaciones interiores sin fin.
    • Sensación de vacío y sinsentido.
    • Evocación obsesiva de tiempos pasados, con recuerdos de lo vivido.
    • Soledad y abandono.
  2. Una vez identificadas, saber que las emociones tienen un inicio y un final. Déjalas terminar, y no las engarces en un bucle sin fin. ¡Ciérralas!  Para que la desazón y la melancolía no te invadan.
  3. Acepta la melancolía. Tiene una función de duelo en los primeros momentos de la ruptura de la pareja. Es una emoción que te permite descansar, aceptar para luego surgir con nueva vitalidad y energía.
  4. Para después cerrar el proceso de duelo, dolencia, sino se convierte en una complacencia, en aquel placer enfermizo de abrir y cerrar permanentemente la herida, es el mal de amores.
  5. Agradece la etapa pasada, reconoce y da gracias por  los buenos momentos y ¡a otra cosa mariposa!
  6. Aprovecha el momento para retomar aquellos sueños, aquel propósito que habías ido posponiendo, lo cual enriquecerá de nuevo tu vida, y te hará sentir de nuevo ¡la vida a flor de piel!

Y así de simple y así de complicado. Aprende a gestionar tus emociones, todas tienen una razón de ser, no te dejes conquistar por el mal de amores.

Recuerda, aunque no quieras aceptarlo, el cambio forma parte de tu vida… también de tu vida de pareja…

y a por tu ¡felicidad!