La realidad obsoleta que mantiene al sistema

El Sistema actual educativo proviene del siglo XIX, y poco o nada ha cambiado. En aquel momento con el crecimiento de las ciudades y las masas de obreros industriales, y el surgimiento de los estados nación con sus correspondientes ejércitos, surgió la necesidad de crear una masa compacta y disciplinada de obreros y soldados que respetasen la figura de mando, y que contasen con unos conocimientos y habilidades básicas para desempeñar sus funciones, de la manera más eficiente posible en las fábricas y el ejército.

El sistema se mantiene hoy en día, dando una prioridad educativa a: el mantenimiento de la disciplina, conocimientos racionales-matemáticos y lingüísticos.

Por lo tanto, hay muchas facetas de la vida de las personas que se han dejado de parte en la faceta de la educación porque no son importantes para el sistema. Así, nadie nos ha enseñado a gestionar las emociones, ni siquiera conocerlas y entenderlas. Ni se nos ha enseñado a ser padres y crear personas saludables, con una personalidad y emociones equilibradas.

Por lo tanto, partir de la afirmación popular de que “los padres aman a sus hijos de manera incondicional” es algo ingenuo y fuera de la realidad.

Nos guste o no hay padres que no aman a sus hijos o si, y pueden ser crueles o no, pero muchos de los padres son tóxicos dificultando el normal y equilibrado desarrollo de los hijos.

Por eso la independencia de los padres (dependientes como los hijos del clan familiar) por parte de los hijos se tiene que producir más bien pronto que tarde, sobre todo cuando las relaciones son de carácter tóxico.

Vivimos en un estado de inconsciencia colectiva programada socialmente, y creemos erróneamente que somos libres de elegir y tomar decisiones en el día a día. Estamos atados a una carga emocional que nuestros ancestros no han sabido gestionar. Hoy en día se considera que en nuestro ADN hay la carga de las experiencias vividas, y por lo tanto los traumas emocionales no resueltos por nuestros antepasados.

Nos guste o no, los padres tóxicos existen. Tienen la capacidad de hacernos sentir inútiles, de manipular nuestras vidas, de hacernos dependientes, de hacernos vivir con culpabilidad. Son padres que nos roban nuestra vida, como consecuencia de unas creencias que nos inculcan y nos atrapan y condicionan nuestra vida.

Si te atreves a identificar a padres tóxicos, aquí hay unas características que los identifican:

  • Siempre están dispuestos a decirte lo poco capaz que eres de hacer alguna cosa.
  • Te apoyarán, siempre que hagas lo que ellos digan.
  • Padres enfermos, con síntomas reales o inventados. Estos últimos son muy frecuentes, pues llaman constantemente a sus hijos para decirles lo mal que se encuentran.
  • Se inmiscuyen con todo lo que hacen sus hijos, con quién salen, adónde van. Lo hacen con una intención inquisitiva, no de libertad y confianza.
  • Están los padres que se desviven, que no dejan ni respirar a sus hijos.
  • Manipuladores, tiranos y autoritarios, muy exigentes.
  • Intransigentes, maltratadores física y/o verbalmente.
  • Egocéntricos y egoístas, siempre anteponen sus necesidades.
  • Culpabilizan a los hijos de sus propios fracasos y frustraciones.
  • Proyectan en sus hijos sus sueños, sus anhelos, sus fantasías no cumplidas.
  • Excesivamente protectores y planificadores de la vida de sus hijos.

Y podríamos continuar…

¿Te atreves a desintoxicarte? Ser libre y tomar las decisiones para la vida por ti mismo.