Para lograr un crecimiento personal continuo y que te aporte satisfacción es imprescindible tener un propósito de vida, un objetivo supremo que dé significado a tu existencia.

Pero, ¿tienes dificultades para alcanzarlo?

Quizá tu propósito sea el correcto pero no el modo de llegar a él. Tu camino es el equivocado.

En post anteriores, ‘Propósito de vida’ ¡Deja huella! y en ‘El jardín de las flores vivas’, ya te sugerí la importancia de establecer, de fijarte un propósito de vida, una meta, un horizonte ambicioso y un plan de acción para alcanzar el mismo. Y en el camino de consecución marcar la diferencia, dejar huella. Cuando ya hayas fijado tu propósito y tengas un plan ten en cuenta:

  1. No es suficiente tener un plan (un mapa) es imprescindible contar con una buena brújula (principios basados en verdades profundas y universales) que te guíe.
  2. Haber realizado un proceso de autoconocimiento, conocer quién eres, consiguiendo autoconciencia y proactividad. Contar con una alta autoestima. Te permitirá no desfallecer.
  3. Actuar con naturalidad. No pretendas engañar a nadie con falsas apariencias, el primer engañado vas a ser tú. Actúa con honestidad hacia ti mismo. Es decir humildad y naturalidad.
  4. Y la tarea va a ser ardua, pero con ilusión y pasión, el camino se hace más llevadero, ‘salsa con gusto no pica’.
  5. Si no consigues tus resultados, no te desmoralices, quizás hayas errado, te hayas equivocado de camino. Para, revisa tu plan, mira qué rumbo marca tu brújula, y vuelve a cargarte de ilusión y pasión. La meta está más cerca de lo que te esperas.

 

Y activa tus emociones e intuiciones, no malgastes la mitad de tus capacidades. ¡No seas tan frío y distante! Llega a los demás con una sonrisa y con una historia, cuéntales tus emociones y sentimientos, verás como con la ayuda de los demás es más fácil alcanzar tu meta.

Ya lo sabes: Sé tú mismo, emociónate y deja que la felicidad fluya y llegue a ti. No pongas barreras.